A mi niño

Siempre supe de ti.

Te conocí cuando tenía cuatro años.
Eras un niño grande que se comía mis caramelos de violetas y que cuando nos quedabamos solos te venías con nosotras, porque como tú nos decias, tenías miedo.
Después de ese verano, no te volvi a ver, más que en algunas fotos que esporádicamente llegaban a casa. Para mi era muy bonito tener unos primos mayores, que aunque no los tuviera cerca, vivían muy lejos, y eran dignos de "adorar". En esos momentos no podría haberme imaginado lo que hoy supondrías para mi.

En el verano de 1998, cuando tenía yo 12 años y tú 20 volviste a venir. Nunca se me olvidará ese viaje. Era un miércoles y el avión llegaba muy pronto. Yo quise ir con los abuelos a buscarte, asi que madrugué mucho y subí al aeropuerto. El vuelo estaba retrasado pero por fin llegaste, y hasta me dió tiempo a llegar al examen de "Inguru" que tenía a las nueve de la mañana. Ese mismo día yo me puse mala en el cole y mi sorpresa fue cuando apareciste tú, con tu camiseta del Celaya, la del Buitre, por el patio del colegio a recogerme. De esos tres meses que estuviste aqui, son muchos los recuerdos que tengo, y muy bonitos, quién me enseñó a mi a jugar al monopoly, o lo bien que me lo pasé en la playa aquel día, jugando en casa con el balón, tus trasnochadas que luego no nos acompañabas a la piscina, y esos partidos del mundial. Y esas maletas en Madrid!

El caso es que se acabó, tu te fuiste y tanto tu vida como la mia volvieron a su rutina. De vez en cuando tenía noticias pero nunca llegamos a hablar.

Era el 20 de Junio de 2003, iba yo saliendo por la puerta del aeropuerto del DF, cargando con mi maleta, después de haber esperado casi dos horas para pasar la aduana, cuando de un mar de gente y confusión, alguién gritó: ¡Lara!(se entero todo el aeropuerto), yo busqué, miré hacia arriba y te vi, asomado a la barandilla, saludandome, pensé que te ibas a tirar.

Ahi empezó, mi viaje a México. No quiero alargar esto mucho, porque podría escribir un libro. Son muchos los recuerdos que tengo, muchas las experiencias vividas y aún más las emociones sentidas esos dos meses y cinco días, que cambiaron mi vida en varios aspectos.
No puedo describir con palabras todo lo que sentí, esa confianza, que una persona, que aunque siendo de mi familia más cercana para mí era desconocida, pusiste en mi. Lo que cuidaste de mi, me llevabas, me traías, cuando no tenías obligación de hacerlo. Siempre dispuesto y viendo lo que podíamos hacer. Aquellas conversaciones nocturnas, a menudo sin nada importante, pero tenían esa complicidad. Y es esa complicidad la que ahora hay entre nosotros.
El punto más fuerte fue cuando me contasteis lo de Ximena, a mi, que no era nadie importante, que me conocías poco, que lo mismo podía no haber guardado el secreto, pero si, tú me escogiste a mi. Fue lo más bonito que he sentido nunca.

Ya no me quiero poner cursi, pero si hay algo que saco de aqui es que TE QUIERO, con mayúsculas, y con el tamaño de letra más grande que exista, porque ni asi, podría compararse con lo que yo siento.
Eres mi niño, mi causa perdida (ya que a mi me llaman defensora de las causas perdidas).

Hoy te tengo a sólo dos días de distancia, será poco tiempo lo que podamos estar juntos, pero lo voy a disfrutar al máximo, porque aunque sólo sea un segundo, tenerte cerca merece la pena.

Los nervios ya están a flor de piel y mi abrazo preparado, solo para ti.

Porque te quiero y nunca te olvidaré, eres mi niño grande, ese que estoy segura que siempre tendré a mi lado.

Lara