12 junio 2005

Descubrimiento

No descubrimos cosas importantes todos los días. Nuestra vida es más bien anodina, casi aséptica; parece que en ella nunca pasa nada. Nos levantamos por la mañana, vamos al trabajo, comemos, volvemos a casa por la tarde, leemos la correspondencia, escuchamos las noticias y cenamos. Todavía no nos hemos dado cuenta de que ya ha pasado otra jornada, cuando ya vamos a lavarnos los dientes y nos damos las buenas nochea antes de ir a dormir.

Pero algún día, de tarde en tarde, en medio de la rutina de la jornada, sucede algo imprevisto, tan sencillo como un encuentro y tan complejo como una oportunidad de comunicación.
Ese día alguien se fija en nosotros y nos mira, es una invitación al diálogo. Hablamos, nos entendemos, nos escuchamos; en fin, nos descubrimos mutuamente y, sobre todo, aprendemos más de nosotros mismos y de nuestra capacidad de creación en el trabajo.

Ese día, nos parecen naderías las pequeñas dificultades, sentimos fortaleza para seguir avanzando, comprendemos algo nuevo, aprendemos lo que nunca habíamos sabido y nos sentimos bien, aunque las cosas no nos vayan tan bien. Es un momento de gran comprensión de la vida, y el poso que nos deja permite que vivamos las siguientes jornadas con satisfacción y tranquilidad.

(Sacado de un libro de lecturas para niños de 5º de primaria)

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Pero qué libros leen ahora en primaria? Me ha encantado la lectura, y me parece estupendo que enseñemos a los niños a apreciar estas cosas, y a reflexionar sobre ellas.